El retorno de Hansala

Esta película comienza de una manera trágica, sobre algo que ocurre en la corta distancia que separa dos continente, el europeo y el africano.  Un hombre va haciendo footing por la playa de Algeciras y se encuentra unos cadáveres de jóvenes inmigrantes.

 

A continuación se ve al dueño de un tanatorio, Martín,  llevándose los cuerpos de los fallecidos, dándose cuenta que uno de los cuerpos tenía colgado en la muñeca un número de teléfono.

 

Una de las misiones que tenia Martín era la de localizar a los familiares de los fallecidos para repatriarlos. Llama al teléfono que tenía uno de los cadáveres y contacta con Leila, hermana del fallecido, que inicialmente dice no tener noticias de que algún familiar o conocido de ella haya venido en patera.

 

Mas tarde en el trabajo se ve todo preocupada porque sabe que es su hermano Rachid el fallecido, y se lamenta de cómo se lo va a decir a sus padres, se siente culpable de su muerte al haberle mandado cien euros para el viaje.

 

Va al tanatorio con una compañera para asegurarse de que es su hermano, y al confirmarlo, entra en contacto con Martín, para repatriar el cadáver de su hermano, encontrándose con otro problema añadido, el costo de la repatriación, unos 3.300 euros, de los que no dispone pero dice que los conseguirá.

 

Martín que atraviesa un mal momento en el aspecto económico y sentimental, viendo las posibilidades de negocio, se embarca con Leila para repatriar a su hermano, con la idea de obtener el máximo beneficio de otras familias que reconozcan a sus muertos a través de sus pertenencias. Se encuentra con dificultades burocráticas y culturales en Marruecos, que en esos momentos están de Ramadán, chocando continuamente con las exigencias de Laila, ya que son dos mundos distintos, pero a su vez se fusionan al tocar el sentimiento humano de manera espontánea y sincera.

 

Parten hacia Hansala y en el trayecto son asaltados y robados. Hacen noche con lo puesto en esa zona desértica, y al amanecer encuentran el coche fúnebre con daños,  el ataúd y toda la ropa esparcida. Emprenden de nuevo el viaje hacia Hansala, donde los familiares y vecinos los están esperando.

 

Descubre las carencias de este pueblo, sin medios, en la más absoluta pobreza, en fin, con muchas penurias, pero con un profundo sentido de la hospitalidad, tratándolo y  ofreciéndole lo mejor que pueden, lo que hace que en él aflore su mas profundo sentimiento humano, dándole otro sentido a la vida, importándole menos el plano económico, e intentando pensar de que manera podría repatriar los cadáveres con el menor coste posible.

 

Al final, ambos, después de una intensa experiencia moral, se replantean todas sus creencias.